Defensa de Puebla

Leer la historia con los ojos del corazón: sobre la defensa de Puebla y un zacatecano que lo entregó todo

Hay libros que se leen con la mente y libros que, aunque tengan el rigor de los documentos oficiales, se leen con el corazón latiendo fuerte. Parte general que dio al Supremo Gobierno…, escrito por el general Jesús González Ortega durante el sitio de Puebla en 1863, es uno de ellos. Más que un informe militar, es el retrato desgarrador de un hombre que supo mirar el conflicto como lo que es: un drama profundamente humano, lleno de angustias, decisiones límite, dignidad y dolor. Como editora, pocas veces he sentido tanto orgullo como al recibir este documento para reedición. El texto fue puesto en nuestras manos por el académico Marco Antonio Flores Zavala, con el respaldo de la Fundación Roberto Ramos Dávila. A ellos agradezco profundamente la confianza. Publicar esta nueva versión fue, para nosotras, un acto de respeto a nuestra historia y un homenaje a quienes han dedicado su vida a contarla con verdad y rigor.

Un testimonio irrepetible de la historia de México

Este libro nos traslada a los días en que Puebla —rebautizada por decreto de Juárez como «de Zaragoza»— resistía con valentía el asedio de las fuerzas francesas. González Ortega, zacatecano general de «circunstancias», había asumido el mando del Ejército de Oriente tras la muerte de Ignacio Zaragoza. Desde su cuartel en el Palacio de Gobierno de Puebla, organizó la defensa de la ciudad durante 62 días con una mezcla de racionalidad militar, liderazgo político y convicción moral. El valor de este documento histórico no está solamente en los datos que ofrece —nombres, fechas, partes militares, decisiones tácticas—, sino en la voz con la que está narrado. Es un parte de guerra, y también es una memoria escrita desde la conciencia de quien sabe que el papel no solo informa, sino que preserva y honra. Leerlo es asistir al nacimiento del testimonio, al instante mismo en que la historia empieza a contarse a sí misma.

No solo batallas: decisiones, principios, fracturas

La historia, cuando se cuenta bien, deja de ser solo un desfile de fechas y nombres. En este caso, cobra la forma de una bitácora escrita entre el fuego enemigo y las propias tensiones internas. En el Parte general…, González Ortega relata no solo la estrategia militar, sino también las disputas con Comonfort, las diferencias con otros mandos, el agotamiento físico y moral de los soldados, y los intentos de mantener la dignidad en medio de la derrota inminente. Este relato ofrece una visión única de la Defensa de Puebla. Uno de los episodios más conmovedores es el de la negativa colectiva a firmar una declaración humillante que pretendía imponer el ejército francés tras la caída de la plaza. Ortega y otros generales —entre ellos nombres que hoy nos resultan familiares, como Porfirio Díaz, Mariano Escobedo y Felipe Berriozábal— se niegan con honor. «Las leyes de su país les prohíben contraer compromiso alguno que menoscabe la dignidad del honor militar», escribe. Pocos textos documentan con tanta lucidez el precio de la coherencia en la Defensa de Puebla.

Leer la historia para sentirla

Leer historia es un acto de humanidad, pues nos permite saber qué pasó y, además,entender cómo se sintió vivirlo. Por eso nos pareció imprescindible mantener el estilo original del documento: sus largas frases, sus repeticiones, sus pausas abruptas. En cada párrafo se escucha la voz de un hombre que no se presumía escritor (aunque se acerca su tono), pero que se obliga a narrar lo que vivió con fidelidad y sin adornos. La lectura de este libro es, también, una forma de reconciliarnos con nuestra memoria. La defensa de Puebla no fue solamente una batalla; fue una muestra del deseo profundo de soberanía, del anhelo de libertad, del derecho a decidir nuestro propio destino. El hecho de que este testimonio surja de la pluma de un zacatecano, y que llegue a nuestras manos en el presente gracias a una fundación zacatecana, nos recuerda que la historia nacional se construye desde cada región, desde cada plaza, desde cada voz.

Una lección de dignidad y trato humano

Parte general… es también una lección de dignidad: en medio del caos de la guerra, el general González Ortega no pierde de vista lo esencial: el respeto a la vida humana. Su testimonio está atravesado por un esfuerzo constante por garantizar condiciones mínimas para soldados heridos, por proteger a la población civil y por mantener la integridad de sus propios principios aun cuando todo parecía perdido. Incluso frente al enemigo, Ortega actúa con respeto, atendiendo a las circunstancias, a sus obligaciones y al deber de ofrecer un trato justo. En su relato no hay glorificación de la violencia ni sed de venganza: hay dolor, sí, pero también un compromiso firme con la compasión, la ética militar y la humanidad. Leerlo nos obliga a pensar que la historia, cuando es bien contada, no solo informa: transforma, especialmente cuando se trata de un evento como la Defensa de Puebla.

Un libro para apasionados de la historia de México

Aunque esta edición es de un tiraje corto destinado a personas específicas, puede ser apreciada tanto por el historiador profesional como por el lector que ama la historia por intuición, por herencia, por orgullo. Los comentarios y notas del doctor Marco Antonio Flores Zavala contextualizan el documento, explican sus silencios, y destacan el valor político y humano de cada página. Si alguna vez te has preguntado cómo era sostener una plaza sitiada, cómo se sentía tomar decisiones que implicaban vidas, o cómo se escribe una derrota sin perder el honor, este libro lo muestra, en el contexto de la Defensa de Puebla.

Un acto de memoria editorial

Este libro, más que un producto, es un documento vivo que resuena hoy con fuerza, especialmente en tiempos en que la historia tiende a simplificarse; hay que leerlo con calma, con respeto y con corazón. La historia no está hecha de monumentos, sino de hombres y mujeres que vivieron con intensidad. La edición de Parte general… es nuestra forma de tender un puente entre esa experiencia vivida y la sensibilidad del presente. Así como esta edición de Parte general que dio al Supremo Gobierno… nos recuerda la importancia de contar los hechos colectivos con rigor y humanidad, también creemos en la fuerza de contar lo personal.

En otra entrada compartimos una experiencia íntima sobre Crisol, un libro que rescató la historia de mi abuelo (a quien nunca conocí), y que me ayudó a comprender quién soy. Porque escribir también es sanar, legar y reconstruirnos. Te invito a leerla aquí